Las condiciones políticas de la RDA, donde vivió hasta su muerte, han cambiado y con ellas su estilo pictórico. Los nuevos retratos se realizan en contacto visual abierto con las personas fotografiadas. Son imágenes serias y reflexivas de trabajadores, en las que el horror de la guerra y el encarcelamiento aún es reconocible en las huellas de los rostros y en las posturas, que además están marcadas por la tensión del trabajo. Sin protección ni ropa de trabajo adecuada, con chaquetas y gorras personales, cosidas en parte con restos de uniformes gastados, estas personas dan el resto de sus fuerzas a la construcción de un nuevo lugar de producción, en el que también se encuentran. El arduo proceso de volver a ponerse en pie tras la opresión y la guerra se convierte ahora en objeto de la fotografía. También aquí, Walter Ballhause plasma en imágenes la evolución social.
(Boström, Jörg: Schatten im Licht. Walter Ballhause. Ein politischer Beobachter und Gestalter, en: Wolfgang Hesse (ed.): Die Eroberung der beobachtenden Maschinen. Zur Arbeiterfotografie der Weimarer Republik, Leipzig 2012, p. 303–324)
La mayoría de ellos fueron creados en el entorno de la fundición de PLAMAG durante la fase de construcción de la industria pesada en la RDA. Ballhause era entonces jefe de la fundición. En aquellos años, sus sentidos giraban en torno a un reparto impecable... Donde hay un buen trabajo, tampoco falta el reconocimiento social. Por ello, algunos trabajadores de la fundición de Plauen fueron distinguidos con el título de "activistas". El director Walter Ballhause hizo un retrato de cada uno de estos trabajadores homenajeados en el lugar de trabajo y les entregó la foto como recuerdo de ese día.
(Tanneberger, Klaus, Freie Presse 1986)